El Dabke es un baile popular de Oriente Medio (Palestina, Líbano, Siria, Irak…). Dabke significa, en árabe, “zapeteo” y se originó como consecuencia de una necesidad: En la antigüedad las casas eran de piedra y barro con sus techos de madera, paja y barro. Se ponían unos tirantes como postes de teléfono sobre los techos y luego se hacía una capa de paja y barro de 50 cm de espesor. Como consecuencia del clima, esta capa se resquebrajaba, y cuando llovía se filtraba agua dentro de las casas, por lo que se debía reparar. La forma de repararla era humedeciendo el barro y pisoteándolo; de este modo el techo cubría sus grietas. Para este trabajo se requería bastante gente y mucho tiempo, es por esto que se hacía en grupos generalmente de vecinos que se reunían para ayudarse entre sí. Para que el plegado de la tierra fuera uniforme en todos los lugares, se alineaban y agarraban de la mano y daban un paso adelante y un pisotón, luego un paso atrás y un pisotón. Después por consecuencia y para que esto no sea aburrido y cansador, algunos cantaban una poesía e iban bailando al ritmo de ella, dando un paso adelante, un pisotón, y un paso a la derecha, otro pisotón. Luego, con el correr del tiempo, se agregaron instrumentos de música a estas poesías, lo que dio origen al baile y música de la dabke. Hoy en día se baila en ronda girando para la derecha agarrados de la mano, con uno o varios punteros que se denominan “ras”, lo cual en árabe significa cabeza.
El dabke permite mostrar la historia, la lucha y las aspiraciones del pueblo Palestino, por lo que cuentos tradicionales, canciones, costumbres de casamientos juegan un importante rol dentro de la Resistencia Palestina. En 2023 fue inscrito en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
En Palestina, el dabke adquiere una importancia extraordinaria debido a la falta de soberanía que sufre sobre sus territorios, como resultado de la ocupación brutal de Israel. La ocupación no amenaza solo al territorio palestino, sino también a su cultura, la cual intenta ser borrada o mancillada. La población refugiada de Palestina vive disgregada en diferentes territorios en Siria, Líbano, Jordania, Gaza, Cisjordania… y desde que comenzó el GENOCIDIO, en España (donde ha sido muy bien acogida) y otras partes del mundo. Como cualquier persona que viva en el exilio, recordar los orígenes es la manera de reafirmar una identidad. En el caso de Palestina es determinante, en un territorio bajo ocupación, la defensa de la cultura es una forma de resistencia.
“Cada actuación nos permite mostrar cómo la danza, la música y las tradiciones se convierten en formas de resistencia no violenta que preservan la memoria y la identidad de nuestro pueblo”.
ORGANIZAN